Melania pertenece a una generación de embajadores de la cultura popular que elevaron la condición del canto a los niveles más encumbrados de la historia del cancionero nacional.
Convivió con los grandes nombres de la estirpe de poetas y compositores salteños y disfrutó de la época de oro de la difusión de los intérpretes y de los repertorios más arraigados de la raíz telúrica.
Melania se transformó en la síntesis de esa expresión de belleza rústica, prodigio vocal y sentido del canto que habita en el Norte.
Dice que lo aprendió del Barba Castilla, del Cuchi Leguizamón y del culto de la amistad que hace su marido, Icho Vaca, con el que formaron un dúo que hizo historia.
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