Este espectáculo genera un juego de complicidad con el público, anunciando a lo largo del show una serie de cláusulas que rigen un “Contrato de Sociedad Accidental” entre «el público y el artista».
El repertorio es ecléctico y está conformado por música de películas, standars de jazz, temas propios con aires folklóricos, tango, Piazzolla, rock, chamamé, clásica, chacarera, cumbia, entre otros géneros.
Unos invitan al baile, otros cuentan una historia, otros están llenos de imágenes.
Los músicos recorren los temas y el espacio, a través de distintas épocas y estilos.
El público comparte con Cuatro Vientos el ritmo de su música, gritando sapucays, tarareando a The Beatles o reconociendo temas de un popurrí músical.
Así, escenario y platea se funden en un espacio único, en el que la fiesta comienza cuando suenan los primeros acordes, y termina cuando los artistas invitan al público a firmar «el contrato» en el hall del teatro. Puesta en escena de Daniel Campomenosi, coreografías de Teresa Duggan, y el aporte dramatúgico de Pepo Sansano.
Cuatro músicos de feria marchando al compás, que de pronto dan un salto y se convierten en serios profesores de Sinfónica, hacen una ronda y son cuatro niños traviesos, juntan sus cuerpos y es una madre con su canción de cuna a cuatro saxos… Los cuatro hacen magia pero no hacen trampa, son saltimbanquis pero de sangre azul, complejos pero no complicados, excéntricos, musicales y músicos perfectos que se hacen admirar. Pero se dejan querer…
¿Puede un concierto transformarse en un juego?
De la mano de Cuatro Vientos, es lo que sucede desde el comienzo, cuando entran por la platea tocando música circense, ejecutando sus saxos con una mano y estrechando las manos del público, con la otra.
El juego sigue hasta el escenario saludándose entre ellos coreográficamente, pero sin dejar de tocar. Y a partir de aquí se plantea el juego, porque…
… un concierto inolvidable ¡es un juego!
Un juego para todas las edades, un espectáculo musical para toda la familia. Dos participantes: el público y los músicos. Única regla del juego: participar. Con consignas de participación muy variadas, desde la explicación de cómo se debe aplaudir, adivinar músicas famosas, acompañar a los músicos con bases rítmicas ejecutadas corporalmente, y hasta subir al escenario a dirigir a Cuatro Vientos con una «poderosa» batuta, además de bailar
o gritar alegres sapucays desde la platea. La música? chamamé, rock, cumbia, jazz, huayno, música de películas, Maria Elena Walsh, Mozart, etc.
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